Procedimiento
2 latas de garbanzos Revelación
Semillas de sésamo
Cebolla – 1 mediana
Ajos – 3 dientes
Cilantro fresco picado- 2 cucharadas
Comino en polvo – media cucharadita (optativo)
Sal al gusto
Pan rallado
Aceite de canola
Si no podemos conseguir hojas de cilantro frescas, usaremos hojas secas, y si tampoco las encontramos, usaremos perejil picado fresco o perejil seco.
Dorar las semillas con unas gotas de aceite cuidando que no se quemen. Este proceso nos puede llevar unos 5-8 minutos. Cuando las semillas desprenden un agradable olor, y la piel empieza a coger color, las apartamos del fuego y las procesamos con un molinillo de café, o en un mortero, hasta romperlas lo máximo posible. Hay que intentar que no queden trozos muy grandes de las semillas.
Ponemos los garbanzos en un escurridor y los agitamos para que pierdan la mayor cantidad de agua.
En una cacerola mediana, echamos los garbanzos bien escurridos, la cebolla cortada en trozos grandes, los ajos, las semillas molidas, el comino el polvo y la sal. Las hojas de cilantro o perejil las añadiremos después. Con una batidora de mano trituramos todos los ingredientes hasta que quede una pasta fina, sin trozos grandes. Una vez hecho esto, añadimos las hojas de cilantro o perejil y mezclamos bien. Finalmente, aglutinamos la pasta en el centro del cuenco, lo tapamos con una bolsa de plástico y lo metemos a la heladera, donde debe permanecer durante, al menos, dos horas.
Justo antes de completar el tiempo de reposo, ponemos abundante aceite en una sartén y comenzamos a calentar a fuego medio alto.
Transcurrido el tiempo de reposo de la masa, sacamos el cuenco de la nevera. Disponemos un poco de pan rallado sobre un plato. Con la ayuda de una cuchara, tomamos un poco de masa, y, sin sacarla de la cuchara, y ayudándonos de la otra mano, le damos forma de croqueta, pero ligeramente achatada. Una vez formada, volcamos la croqueta sobre el pan rallado y la rebozamos.
Una vez que tenemos rebozadas unas pocas croquetas, las ponemos en la sartén y las freímos a fuego medio hasta que estén doradas por ambos lados. Es preferible darles la vuelta varias veces para ir controlando la cocción de cada lado.
Una vez fritas, sacamos las croquetas de la sartén y las ponemos en un plato forrado con papel de cocina absorbente.
Servir calientes.
Tip: Los falafel es preferible comerlos recién hechos, mientras conservan el toque crujiente que les aporta el pan rallado, por ello, es recomendable freír solo los que vayamos a consumir y congelar el resto una vez que los hemos pasado por el pan rallado. Cuando los queramos comer, los sacaremos del congelador justo en el momento de freírlos, sin previa descongelación.